Mensaje del artista:
Cuando empezó la crisis sanitaria decidí confeccionar mascarillas. Tenían que ser diferentes a otros modelos disponibles, y el costo competitivo; y así empezó el proyecto, sin olvidar que quería que sobresalieran y que mantuvieran la calidad y el diseño tal, que yo pudiera firmarlas y sentirme orgulloso del resultado, como lo hago con otras prendas de mi marca.
Investigamos sobre las mejores telas, e iniciamos la importación; y mientras que los chicos del taller “jugaban” con trozos de tela hasta conseguir un diseño “fit” ajustado y moderno, yo estaba en mi estudio escogiendo las acuarelas que usaría, o pintando nuevas obras.
No podían ser regulares, tenían que llevar mi esencia como una persona integral, así que uní al diseñador y al acuarelista, y repliqué mis obras sublimadas en las telas. Uní al escritor y al coach de vida, y escribí la historia detrás de cada modelo, para que llevaran un mensaje de felicidad, orgullo o satisfacción.
Finalmente –nacieron-: “Tributo a la vida” y “Quecha”, seguidas de “Líneas” y “Cuadros”, y ya tenemos más de 30 modelos diferentes, además de las navideñas. Como siguiente paso estaba replicar las obras en otros artículos, como vinchas, bandanas, calcetines, camisetas, jarras y más productos que sacamos constantemente.
Antes de que nuestra primera mascarilla saliera al mercado, ya teníamos siete certificaciones de desempeño y seguridad, incluyendo dos capas de protección solar, y una cómoda sensación en el rostro.
El ejercicio de las historias ha sido un placer extra. Por ejemplo “Tributo a la vida”, que es la réplica de una acuarela que le pinté a una
amiga muy querida, luego de que venciera el cáncer. En esos tiempos, en mis viajes a Europa en primavera, veía las florecillas silvestres saliendo entre las piedras de las líneas del tren, y recordaba la lucha que Paola tuvo que dar. Cuando las encontré en los campos de concentración alemana, se me juntaron los dos conceptos, el del –sobreviviente- y el del –resurgimiento de la humanidad-, y finalmente estando en Polonia, empecé a escribir mi libro “El viaje”. A mi regreso a Costa Rica terminé la obra que hoy acompaña a muchas mujeres que por diferentes razones la han escogido; por sus colores, por su diseño o por el mensaje que la acompaña, sin dejar de tomar en cuenta la comodidad al usarla, la protección de antifluídos, de repelencia y de transpirabilidad.
Otra de las acuarelas, llamada “Antonia”, es una historia de lucha y victoria, que pinté para mi prima que nació con Síndrome de Down, y que a las pocas semanas se enfrentó a una operación de corazón. Esta mascarilla, como la obra inicial lo hace, recuerda la lucha que ella tuvo que dar para sobrevivir, muy acorde en estos tiempos de riesgo, y refleja la fuerza y el coraje de esa joven niña, y en su diseño se pueden ver los tentáculos que ella usa para asirse a la vida y para abrazarnos a todos. Un tributo a la fortaleza en una obra de tonos azules.
Y así, cada una cuenta una historia diferente, de orgullo, de victoria, de satisfacción, que hace que la tela que llevamos en la cara, hable por sí misma.
Los chicos confeccionan las prendas bajo rótulos en el taller, que dicen: “Soy parte del equipo de confección de mascarillas, ayudo a salvar vidas, por eso en cada una pongo mi amor”, y yo me encargo personalmente del contacto con los clientes y del empaque de cada uno de los pedidos que son enviados, incluyéndole una nota personalizada, en una tarjeta de acuarela, todo en original.
Los clientes nos han escogido, además, para diseñar la imagen corporativa de sus empresas, o para que nos encarguemos de su lista de regalos, porque nuestras mascarillas, aparte de dar seguridad, comodidad y tranquilidad, dan una sensación de orgullo y felicidad; y eso nos gusta, porque estamos convencidos que “con la seguridad, y la imagen, no se juega”.
Vinicio Jarquín
18 de octubre de 2020
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